Imaginemos diversas situaciones inconexas entre sí pero con un factor en común entre todas ellas, la necesidad.
Los animales salvajes desarrollan una capacidad increíble de camuflarse o prepararse para cazar a sus presas por la necesidad de comer para sobrevivir.
Los niños pequeños nos sorprenden cada día con diferentes acciones enfocadas a la necesidad de conseguir algo. Si un día no lo consiguen de una manera, al día siguiente piensan una nueva a poner en práctica hasta conseguir aquello que buscan.
El estudiante de universidad, y puede valer mi ejemplo en este caso, que a pocas horas del examen desarrolla la capacidad de quedarse con los aspectos importantes y estar mucho más concentrado hacia el estudio ya que el momento de necesidad, es decir aprobar el examen, está muy cerca.
Sin duda alguna la necesidad nos agudiza el ingenio…como muestra este vídeo.
Trasladando esto al mundo de la empresa, no son pocos los ejemplos que hemos vivido en este aspecto. Hace muy poco tiempo me comentaron la experiencia de una compañía del sector de retail que puso un objetivo de ventas muy ambicioso y con un plazo de tiempo cortísimo para conseguirlo. Los empleados, alentados por la necesidad de vender, crearon todo tipo de técnicas de ventas no utilizadas antes y no sólo cumplieron el objetivo si no que además lo superaron con creces.
Al igual que la presión nos hace trabajar más rápido (que no mejor), la necesidad nos agudiza el ingenio. Y son en momentos como este en los que hace más falta que nunca personas creativas y nuevas maneras de hacer las cosas. Hay estudios que demuestran que las empresas son más creativas y desarrollan mayor innovación en momentos de reducciones de presupuestos. Podemos pues sacarle la parte positiva a la crisis permitiendo a todos juntos pensar y desarrollar más y mejor nuestro ingenio.
Para hacer esto posible nos harán falta una serie de ingredientes indispensables, un liderazgo participativo que fomente una cultura donde todos formen parte del mismo barco y remen hacia la misma dirección. Una comunicación abierta donde cualquier opinión con fundamento pueda ser válida. Es necesaria una cultura de diversidad y de respeto. Y sobre todo es necesario estar orientado al aprendizaje, a asumir los errores y aprender de ellos y a saber arriesgar y apostar por nuevas ideas.
¿Tenéis alguna experiencia que nos pueda servir también como ejemplo?